AUTOAYUDA / LEO MASLIAH

sábado, octubre 13, 2007

Ocurre que detesto los libros de autoayuda... recetas para el alma, como ser feliz en diez pasos, chocolate caliente para sonreír, o sé feliz en un minuto...
Y resulta que Leo Masliah lo dijo de la manera perfecta, tal cual y como yo lo siento!




Manual de “Auto-Ayuda” de Leo Masliah

Gracias a la cantidad de gente enferma como uno que hay en Internet, he podido rescatar el siguiente monólogo de Leo Masliah, quien claro está, me ha dado la autorización para transcribirlo aquí. Bueno, algo así, el que calla otorga…

En una época la gente era muy solidaria, todo el mundo se ayudaba, se daba una mano en lo que cada uno podía precisar. Después poco a poco las cosas empezaron a cambiar, la gente dejó de contar con la ayuda de los demás y le empezó a pedir las cosas a Dios. Y Dios al principio les daba todo lo que le pedían pero después se borró: la gente rezaba, rezaba y no pasaba nada. Entonces la gente como ya no puede contar con la ayuda de la demás gente ni con Dios, se inventó el camino de la “auto-ayuda”. Hoy en día es la única manera de manterse siempre a flote: nadie puede esperar nada de los demás, los demás siempre te van a hundir.

Por eso hay que practicar la “auto-ayuda”. Pero paradójicamente la autoayuda no es algo que se pueda aprender solo, hay libros por ahí que te dicen lo que hay que hacer. Pero no les hagan caso, porque son libros de autoayuda, sí, pero para el autor nada más. Son para que él gane guita. Las técnicas de autoayuda que proponen esos libros son falsas, son para que el lector se perjudique, y es lógico porque cuando uno jode a los demás, siempre mejora un poquito: aunque sea por la posición en la que queda con respecto a ellos.

Así que bueno, yo tengo acá otro método de autoayuda que me gustaría poner en consideración a ustedes. El asunto es así: yo digo frases y ustedes las tienen que repetir en voz alta. Quizás a algunas les cuesta un poco repetirlas porque no están muy acuerdo con lo que dicen, pero yo les pido que no se fijen en eso por ahora. El ejercicio consiste en dejarse llevar, para practicar siempre hay tiempo.

Así que vamos a probar con la primera frase que es así: “soy una buena persona”. Repitan conmigo: “soooy una bueeena peeersooona”. No sean tímidos, aunque no lo crean repítanlo igual, aunque sea falso. Después se van a ir auto-convenciendo. Vamos a probar con la siguiente frase: “soy una excelente persona”. No tengan un dejo de modestia que les impida superarse. Una técnica para poder decir esto mejor es en la palabra excelente, que tiene cuatro “e”, la tercera la pueden alargar un poco, pueden decir “soy una exceleeeeeeente persona” o la “n” que sigue: “soy una excelennnnnnte persona”. Enfatiza más la idea.

La siguiente frase: “los demás son una basura”. Se lo pueden decir a quien tienen al lado si necesitan material para inspirarse, pero de todas maneras esa frase cuesta mucho menos, genera un poco más de convicción. Sigamos: “yo no lo soy, si basureo a alguien es porque él primero basureó”. La frase es larga pero apréndansela porque es muy importante. Pueden tomar nota de esto, así repiten estas frases en sus casas, y sería una pena porque son muy importantes. Igual que esta otra: “todo el mundo, en mayor o menor grado, me jodió; todos tienen su parte de responsabilidad de la situación por la que estoy pasando”. No los veo anotar, se están perdiendo esto que es la médula de la parte interpretativa del asunto: porque para poder salir del pozo en el que estamos, lo primero que tenemos que hacer es entender cómo fuimos a parar ahí. Recién después vamos a poder tomar las medidas que nos conduzcan a superar esa situación, situación que a esta altura la podríamos resumir tal vez en la fórmula “todo el mundo me jodió”.

La actitud que vamos a contraponer a eso esta dada por esta frase: “ya que todo el mundo me jodió, yo tengo el derecho de joder a todos”. Anoten eso por favor, pero no lo repitan en voz alta porque sino el que tienen al lado puede empezar a sospechar que ustedes le van a hacer algo. Pero el quid del asunto es: “tengo el derecho de joder a todos”. ¿Y cómo puedo ejercer tal derecho? Muy simple, con la siguiente frase: “voy a joder a todos”. Repitanla, pero en voz baja, esa frase, mientras van planificando la forma de llevarla a cabo; y planifiquen con total libertad, dejen de lado cualquier escrúpulo. Recuerden que esto es nada más que un ejercicio, un ejercicio de auto ayuda.

Si les preocupa el daño que podrían causar a los demás, están meando fuera del tarro. Porque acá no se trata de los demás, se trata de uno mismo. La caridad bien entendida empieza por casa. Además ustedes no se pueden preocupar por los demás porque los demás ahora ya vimos que tienen quien los ayude: se tienen a ELLOS. Y ustedes se tienen a USTEDES. Eso no quiere decir que de vez en cuando uno no le pueda tender una mano a otra persona. Sí, se puede hacer, porque sirve mucho de práctica. O sea, todos los errores que ustedes cometan cuando ayuden a otro, después cuando necesiten hacer eso a ustedes mismos, ya no los van a cometer, les va a salir mucho mejor.

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